HABILIDADES MOTORAS
Las habilidades motoras son los
movimientos y las acciones de los músculos. Se clasifican en dos grupos: las
habilidades motoras gruesas y la motricidad fina. El desarrollo de ambas es
esencial para el control de la coordinación posterior del individuo.
Las habilidades motoras gruesas
implican el movimiento de los brazos, las piernas, los pies o el cuerpo entero
con acciones como correr, gatear, andar, nadar y otras actividades que
involucran a los músculos más grandes.
Las habilidades motoras finas son
los pequeños movimientos que se producen en las manos, muñecas, dedos, pies y
dedos de los pies. Son pequeñas acciones que se producen en la vida cotidiana,
como recoger objetos entre el pulgar y el dedo índice, el uso de un lápiz para
escribir, manipular objetos con los dedos, generalmente en coordinación con los
ojos.
Estas dos habilidades motoras se
desarrollan juntas y afectan en gran medida la coordinación del niño. Se
desarrollan gradualmente y entre los 6 y 12 años de edad, los niños por lo
general han llegado a dominar las habilidades básicas de motricidad fina.
Es por todo esto, que en
educación infantil son parte de nuestro día a día y son consideradas de gran
importancia.
A continuación os ofrezco una
batería de actividades para trabajarlas poco a poco en casa durante este tiempo
de confinamiento que nos ha tocado vivir.
ACTIVIDADES Y EJERCICIOS PARA
TRABAJAR LA MOTRICIDAD FINA
Juegos con pelotas blandas de distintos
tamaños, texturas y dureza:
Lanzar y recoger pelotas, lanzar
pelotas a un espacio señalado en la pared o en el suelo modificando las
distancias.
Abrir y cerrar pinzas normales de
la ropa utilizando el índice y el pulgar, también pueden usarse con cartones
para pinzarlos alrededor.
Se pueden hacer pelotas de papel,
rasgarlo, pellizcarlo, doblarlo, mojarlo…
EJERCICIOS DE LOS MIEMBROS
SUPERIORES ENCAMINADOS A FAVORECER EL TONO MUSCULAR DE BRAZOS, MANOS Y DEDOS,
ETC.
Ejercicios de brazos:
Acostados en el suelo con los
brazos un poco separados del cuerpo levantar y dejar caer los brazos
relajadamente.
Con las manos encima del pecho,
una encima de otra, levantar los codos.
Poner los brazos en cruz con las
palmas de las manos apoyadas en el suelo y arrastrarlas hasta pegarlas al
cuerpo.
Estirar los brazos fuertemente
hacia arriba, bajarlos y “dejarlos descansar”.
Con los brazos en cruz,
levantarlos unos 10 centímetros del suelo alternándolos, y a continuación descansar.
Ejercicios de manos:
Abrir y cerrar las manos, primero
despacio y luego más de prisa.
Abrir y cerrarlas alternativamente.
Con la mano dominante cerrar el
puño encima de la mesa e ir sacando los dedos uno a uno. Como al principio les
cuesta trabajo, podemos jugar a tocar el piano imaginario encima de la mesa.
Poner una palma pegada a la otra
y hacer círculos sin “despegarlas” en distintas direcciones.
Con los dedos entrelazados y
frotando la palma de las manos, moverlas para dentro y para fuera sin que los
dedos dejes de estar entrelazados. Cuando realizamos ejercicios que conlleven
algo de tensión, como en este caso, al terminarlos sacudíamos las manos para
relajarlas.
Ejercicios de dedos:
Con la mano estirada sobre la
mesa y los dedos juntos, ir separándolos uno a uno con la ayuda de la otra mano
mientras sea necesario.
Levantar los dedos de la mesa uno
a uno, primero con ayuda hasta que pueda hacerse sin ella.
Arrastrar la mano o arrastrar
uno, dos, tres… dedos por una superficie lisa, rugosa, con arena, sobre
diferentes tipo de papel, madera…(sirve para sensibilizar las yemas de los
dedos).
Tocar los diferentes dedos de la
mano con el dedo pulgar de esa mano por orden y empezando por el meñique.
“Andar” con la palma de la mano (como los elefantes) ejerciendo presión sobre la superficie o con las cinco puntas de los dedos (como las los gatos) suavemente.
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